viernes, 8 de mayo de 2015

CALOR


Le dolían las muñecas. Las cuerdas cada vez más, apretaban sus muñecas contra la mesa de madera en la que la habían atado.
Después de recibir una buena sesión de latigazos, el roce de su espalda contra la madera le hacía sentir un dolor tremendo y agobiante. Las lágrimas le recorrían la cara pero no debía emitir ni un solo lamento.
La respiración se le entrecortaba y el corazón sentía que se le salía del cuerpo. Intentaba mirar al techo y establecer un punto fijo para aguantar todo lo que quedaba por caerle encima.

De repente, la cara de su Ama se estableció en su punto de mira. Una sonrisa dulce y una mirada llena de malicia y perversión, deleitaron sus oídos y su vista.
Recibió unos azotes en los pechos con una pala, que no hicieron mas que hacerla aterrizar en la realidad y volvió a sentir que el dolor la cubría de nuevo.
La compañera de juegos que Ella había elegido, la torturaba con un Hitachi en un coño ya húmedo y deseoso de poder estallar, a la vez que le introducía los dedos para dejarle con el sabor pero sin llegar a sentirlo del todo.
Por el lateral, la vió llegar con una vela candente, la cual empezó a derramar por sus pechos. Pequeñas gotas que le dejaban una ardiente sensación al principio y que la segundo se convertía en un extasiante mundo de placer.

Adoraba la sensación de la cera estallando contra su piel en cualquier parte de su cuerpo. Era tan excitante y relajante, que el tiempo pasaba demasiado rápido.
Mientras el vibrador le proporcionaba una tortura casi insoportable y extrañamente placentera, cualquier otra práctica le excitaba sobremanera desde el inicio.

Su Ama no se detuvo solo en sus pechos. Todo su cuerpo estaba lleno de las pequeñas estelas que la cera iba dejando a su paso. Estela que iba unida a las ganas cada vez mayores de lanzar un grito orgásmico y liberador.
Colocaron el Hitachi en su vientre a la vez que lo ataban para que se mantuviera ahí quieto con la cabeza vibradora masajeando su clítoris.

La compañera apareció con una fusta de cuero y su Ama con un arnés, que al verlo, hasta los ojos se le abrieron al máximo. La cara que debió poner fue de risa, pues su Ama y la compañera rompieron a carcajada limpia.

Mientras su compañera fustigaba su pechos, su Ama la follaba como si no hubiera mañana. Y ella que pensaba que eso la iba a reventar por dentro, sin darse cuenta el nivel de excitación en el que se encontraba.
El placer que sentía con un uso tan salvaje pero a la vez el hecho de sentirse tan segura en las manos de Ella y de quien decidiese, cada segundo le acercaba más y más al momento del éxtasis.
Y su Ama lo sabia. Y cada vez las embestidas y los fustazos eran mas fuertes y mas intensos.

-¡Ahora!¡Córrete zorra!¡Ya!

Nada más oír la primera palabra, estalló en un sinfín de gritos y gemidos que invadieron la sala.

El público aplaudió y felicitó a Su Ama.


                                                                                     nyx de Lady Foc



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